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Destino, Predestinación y Causalidad

El destino (también llamado fátum, hado o sino) es el poder sobrenatural inevitable e ineludible que, según se cree, guía la vida humana y la de cualquier ser a un fin no escogido, de forma necesaria y fatal, en forma opuesta a la del libre albedrío o libertad.
La predestinación es una doctrina religiosa, bajo la cual se discute la relación entre el principio de las cosas y el destino de las cosas. Su naturaleza religiosa lo distingue de otras ideas con respecto al determinismo o el libre albedrío.
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Religión

En las culturas occidentales y orientales, la mayoría de las religiones han creído en formas de destino especialmente relacionadas con la predestinación, desde el tao del confucianismo chino o el karma del hinduismo a la católica y bienhechora Providencia o Gracia, que deja cierto margen a la libertad, o la férrea predestinación del calvinismo.

Desde un punto de vista religioso, el destino es un plan creado por Dios, por lo que no puede ser modificado de ninguna manera. Esto, por supuesto, exceptuando el conocimiento judeocristiano que desde la Sagrada Escritura rechaza de plano la existencia de una predestinación absoluta debido al libre albedrío, que, entre otras cosas, hace al hombre ser a imagen y semejanza de Dios.

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Las tres Moiras matando a los gigantes Agrio y Toante. Detalle de un friso del Altar de Pérgamo (Museo de Pérgamo, Berlín).

Los griegos llamaban al destino ανανκη (Ananké) y lo consideraban una fuerza superior no solo a los hombres sino incluso a los mismos dioses. El destino era personificado por la diosa Moira, rebautizada como Fatum en la mitología romana.

Causalidad

La causalidad es la eventualidad que expresa la efectividad como consecuencia de la potencialidad para un acto.El destino se relacionaría con la teoría de la causalidad que afirma que, si «toda acción conlleva una reacción, dos acciones iguales tendrán la misma reacción, a menos que se combinen varias causas entre sí haciendo impredecible a nuestros ojos el resultado.

Nada existe por azar al igual que nada se crea de la nada. Todo tiene una causa, y si tiene una causa estaba predestinado a existir desde el momento en que la causa surgió. Debido a que la inmensa cantidad de causas es impensablemente inmensa, nos es imposible conocerlas todas y enlazarlas entre sí.

Alguna aparente consecuencia a tal posibilidad del destino sería, evidentemente, la negación de la libertad humana. Pero tal cuestión presupone el problema de la esencia humana resuelto. Si no se puede discernir alguna sustancia que distinga al hombre del resto del universo entonces argumentar en torno a la libertad humana es absurdo. Imagínese un universo con un único elemento. Si se preguntase si tal elemento es libre o no lo es sería una pregunta sin sentido pues no habría nada que pudiera, al menos en principio, condicionar o limitar su libertad. Si a esto se le pretendiera contraargumentar afirmando que es libre precisamente porque no hay algo que lo condicione, entonces el "algo" representaría un elemento más al universo, lo que traería como consecuencia estar tratando un universo de dos elementos, es decir, un universo diferente. Tal "algo" no tiene posibilidad en un universo de un solo elemento por el simple hecho de que ya no sería de una sola unidad. Entonces, para indagar sobre libertad humana primero debe hacerse como mínimo una separación auténtica y clara de al menos dos elementos en nuestro universo, en otras palabras, hacer un criterio de demarcación entre el sujeto y el universo.

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Relieve que celebra probablemente el triunfo de Las Baccantes.

Artes y Literatura

El tema del destino en las artes y la literatura es muy amplio porque afecta a la más íntima condición humana y los más diversos aspectos de la experiencia. Muchas leyendas y cuentos griegos enseñan la inutilidad de afrontar un destino inexorable que se ha predicho correctamente mediante oráculos, augurios, vaticinios o profecías. En la fábula grecolatina clásica subyace el principio de que es imposible cambiar la naturaleza de una persona, como tampoco es posible la de un animal o la de una fuerza natural, y por lo tanto el destino está prefijado desde el nacimiento: el orden social es tan irreversible como el natural. Este concepto es especialmente relevante en la tragedia griega, en que el personaje principal o héroe se levanta contra los dioses o contra la sociedad incurriendo en un defecto de carácter o pasión (la palabra "pathos" o pasión significaba también enfermedad para los griegos) denominado hybris (en griego antiguo ὕϐρις u orgullo impío contra los dioses o las normas sociales) y es castigado con el fin habitual de toda tragedia: muerte o locura. Igualmente sucede en la tradición hindú.

En la novela picaresca española el antihéroe, siempre desafortunado, es desairado continuamente en sus pretensiones de subir de condición social, perpetuando así el modelo de la sociedad estamental de origen medieval. Aunque en el siglo XIX, con el desarrollo de la burguesía o mesocracia, de naturaleza fundamentalmente interclasista, este orden se subvierte, en el subsecuente Naturalismo del siglo XIX, el destino se plasma a través de un férreo y materialista determinismo biológico, económico y social en las novelas de tesis de Émile Zola, Thomas Hardy y Vicente Blasco Ibáñez, entre otros.En la literatura española el destino es el tema principal del drama romántico, y en especial del Don Álvaro o La fuerza del sino, del Duque de Rivas.

Predestinación

En particular la predestinación concierne a la decisión de Dios para crear y gobernar la creación y la evolución y el punto hasta el cual las decisiones de Dios determinan lo que será del destino de grupos e individuos.

El término procede del latín praedestinatio y en la Teología cristiana se aplica a la idea de que Dios conoce desde la eternidad el destino del universo y de cada persona. San Agustín, en la Iglesia católica, y Calvino, en el protestantismo son autores especialmente vinculados a esta doctrina, aunque entre ellos se dan diferencias notables. Las discusiones teológicas en el cristianismo tienen que ver con la relación entre la omnisciencia divina y el libre albedrío del ser humano, así como con la relación entre la omnipotencia de Dios y el problema del mal y también con la relación entre la justicia y la misericordia en Dios. En algunos momentos de la historia ha tenido especial incidencia la cuestión sobre el valor de las obras humanas y la salvación.

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Ventana de cristal en la Iglesia Evangélica en Hockenheim, Retrato de Juan Calvino.

Calvinismo

El calvinismo (a veces llamado tradición reformada, la fe reformada o teología reformada) es un sistema teológico protestante y un enfoque de la vida cristiana que pone el énfasis en la autoridad de Dios sobre todas las cosas. Esta vertiente del Cristianismo Protestante es así nombrada en relación al reformador religioso francés del siglo XVI Juan Calvino, quien sistematizó muchas de las más conocidas doctrinas que forman parte de la teología reformada.

Calvinismo y predestinación

Juan Calvino "creía en la predestinación, es decir, en que desde el principio de la Creación Dios había predeterminado ya quién se salvaría y quién se condenaría". Aunque pudiera parecer que una doctrina en la que, independientemente de lo que uno haga, Dios ya ha predeterminado si éste se salvará o no, no sea el mejor estímulo para alentar un comportamiento moral, en la práctica tuvo gran influencia. Esto lo explica: "puesto que obrar y vivir en el temor de Dios se interpreta como síntoma de que se es uno de los pocos elegidos, todos desean descubrir en sí mismos los signos de la gracia divina y obran convenientemente. La doctrina de Calvino era una especie de profecía que se cumplía a sí misma".

Determinismo

El determinismo es una doctrina filosófica que sostiene que todo acontecimiento físico, incluyendo el pensamiento y acciones humanas, está causalmente determinado por la irrompible cadena causa-consecuencia, y por tanto, el estado actual "determina" en algún sentido el futuro. Existen diferentes formulaciones de determinismo, que se diferencian en los detalles de sus afirmaciones. Para distinguir las diferentes formas de determinismo conviene clasificarlas acorde al grado de determinismo que postulan:

El determinismo fuerte sostiene que no existen sucesos genuinamente aleatorios o azarosos, y en general, el futuro es potencialmente predecible a partir del presente. El pasado también podría ser "predecible" si conocemos perfectamente una situación puntual de la cadena de causalidad. Pierre-Simon Laplace defendía este tipo de determinismo.

El determinismo débil sostiene que es la probabilidad lo que está determinado por los hechos presentes, o que existe una fuerte correlación entre el estado presente y los estados futuros, aun admitiendo la influencia de sucesos esencialmente aleatorios e impredecibles.

Cabe resaltar que existe una diferencia importante entre la determinación y la predictibilidad de los hechos. La determinación implica exclusivamente la ausencia de azar en la cadena causa-efecto que da lugar a un suceso concreto. La predictibilidad es un hecho potencial derivado de la determinación certera de los sucesos, pero exige que se conozcan las condiciones iniciales (o de cualquier punto) de la cadena de causalidad.

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El Hilo rojo del destino.

Contrastado con otras clases del determinismo

En el budismo chino, la predestinación es una traducción de yuanfen, que no implica necesariamente la existencia ni la participación de una deidad. La predestinación en este sentido toma un significado muy literal: pre (antes) y destino, en una manera muy recta que indica que algunos acontecimientos parecen sucederse encadenadamente.

La predestinación se puede utilizar en ocasiones para referirse a otras ideas, materialistas, espiritistas, no-teístas o politeístas del determinismo, destino, porvenir, juicio final o karma. Tales creencias o sistemas filosóficos pueden tener cualquier resultado finalmente determinado por la interacción compleja de múltiples fuerzas, posiblemente inmanentes, posiblemente impersonales, e iguales, antes que el asunto de la elección consciente del Creador.

Por ejemplo, algunos pueden hablar de predestinación desde una perspectiva puramente física, tal como en una discusión del viaje por el tiempo. En este caso, antes que a la vida después de la muerte, la predestinación se refiere a cualquier acontecimiento que ocurrirá en el futuro. En un universo predestinado en el que el futuro es inmutable, sólo un conjunto de acontecimientos puede ocurrir; en un universo no predestinado, el futuro es mutable y puede cambiar.

Por último, antitéticas al determinismo de cualquier tipo son las teorías del cosmos que afirman que cualquier resultado es últimadamente imprevisible, el ludibrium o burla de la suerte, de la oportunidad o del caos.

Toda concepción de un cosmos ordenado o racional tiene implicaciones deterministas, como una consecuencia lógica de la idea de la previsibilidad. Pero la predestinación se refiere generalmente a un tipo específicamente religioso del determinismo, especialmente encontrado en varios sistemas monoteístas donde la omnisciencia es atribuida a Dios, inclusive la cristiandad y el Islam.

Predestinación y Omnisciencia

La discusión de la predestinación implica generalmente la consideración de si Dios es omnisciente, o eterno o atemporal (fuera del flujo del tiempo en nuestro universo). En términos de estas ideas, Dios puede ver el pasado, el presente y el futuro, para que Dios sepa efectivamente el futuro. Si Dios en algún sentido sabe tempranamente lo que sucederá, entonces los acontecimientos en el universo se predeterminan efectivamente del punto de vista de Dios. Esto en sí mismo no es predestinación (aunque implique el determinismo). La predestinación implica que Dios ha determinado el avance de lo que será el destino de las criaturas, no que esté simplemente enterado.

El Judaísmo puede aceptar la posibilidad de que Dios es atemporal; algunas formas de la teología judía enseñan esta virtud como un principio de la fe, mientras que otras formas del judaísmo no. Los Judíos pueden utilizar la omnisciencia del término, o la preordenación como un corolario de omnisciencia, pero rechazan normalmente la idea de la predestinación como una idea completamente extraña que no tiene lugar en su religión.

El Islam tiene tradicionalmente fuertes puntos de vista acerca de la predestinación semejante a algunos que se encuentran en la cristiandad. En el Islam, Alá sabe y ordena cualquier cosa que pasa. Los musulmanes creen que Dios es literalmente atemporal, eterno y omnisciente al mismo tiempo.

En la filosofía, la relación entre la presciencia y la predestinación es una parte central de la Paradoja de Newcomb.

Catolicismo : Según el misterio del libre albedrío, Dios conoce todo y nosotros actuamos libremente. Explicación: Dios conoce pero no controla, por lo que no impide la existencia de nuestra libertad si Dios es omnisciente.



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¡Gracias! por visitarnos, Vladimir y María Mercedes Gessen @DivanGessen @UnDiosUniversal

Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/Destino
https://es.wikipedia.org/wiki/Causalidad_(filosof%C3%ADa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Determinismo
https://es.wikipedia.org/wiki/Predestinaci%C3%B3n
https://es.wikipedia.org/wiki/Calvinismo
https://www.youtube.com/

Fotos:
https://commons.wikimedia.org/wiki/Main_Page
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Anglesey_Coastal_Footpath_sign.jpg



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