Your browser (Internet Explorer 7 or lower) is out of date. It has known security flaws and may not display all features of this and other websites. Learn how to update your browser.

X

Navigate

Dar... ¿Para recibir?

La limosna es una ayuda voluntaria que se da a alguna persona o institución sin esperar nada a cambio. De esta manera, los menos favorecidos adquieren una ayuda. Por el contrario, el diezmo forma parte de algunas de las obligaciones impuestas por distintas corrientes religiosas. El uso de este dinero ha sido cuestionado en diversas oportunidades porque habría sido utilizado de manera indebida.

El espíritu de la Iglesia siempre ha sido que los regalos y bienes recibidos por donación y las fundaciones con que se ha enriquecido son miradas como limosnas, cuyos ecónomos, dispensadores y no propietarios, son sus ministros. Es preciso, sin embargo, distinguir entre un sueldo, una subsistencia concedida a título de servicio y una pura limosna.

Jesús no cobraba diezmo, tampoco Pedro, Pablo, Santiago ni Juan, pues sus oficios no estaban sujetos a este precepto de la ley mosaica.

En el Evangelio según San Mateo (23.23) se hace un llamado para que la entrega del diezmo o la limosna se haga con amor, fe y misericordia: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta, el eneldo y el comino, pero dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.

Quienes creemos en un Conciencia Universal tenemos la convicción de que ayudando a los demás lo estas haciendo contigo mismo. Sin embargo, esto se debe hacer de una manera natural y personal que será dictada por la conciencia de cada individuo.

Primeros cristianos

El fervor de la Iglesia primitiva llevaba a los fieles a deshacerse de sus bienes y depositarlos en manos de los apóstoles para socorrer a los necesitados. San Pablo, escribiendo a los de Corinto, les encarga que verifiquen las cosechas o cuestiones todos los domingos para la asistencia de los pobres según había mandado a las Iglesias de Galacia. San Justino, en la Apología, dice que todos los fieles de las ciudades y aldeas se reunían los domingos para asistir a la celebración de los santos misterios; que después de la oración cada uno hacía su limosna según su celo y facultades: que se entregaba el dinero al que presidía, es decir, al obispo, para distribuirlo a los pobres y viudas, entre otros. Esta práctica se observaba también en tiempo de San Gerónimo y siguió en las parroquias, en las que se suele pedir para los pobres en la misa mayor de los domingos y fiestas.

Mr. de Tillemont, fundado en un pasaje del código Teodosiano, observa que en el siglo IV había unas mujeres piadosas que se ocupaban en recoger limosna para los presos: se conjetura que serían las diaconisas.

La caridad con los infelices fue el carácter distintivo de los primeros cristianos: llegaron muchos al extremo de venderse por esclavos y alimentar a los pobres con el precio de su libertad. Asistían igualmente a los paganos que a los fieles. Juliano les hace esta justicia y escribiendo a un pontífice del paganismo, dice lo siguiente: "Es vergonzoso que los galileos (llamaban así a los cristianos) alimenten a sus pobres y a los nuestros".

Ninguna religión inspiró a los hombres una caridad tan industriosa ni sugirió tan diversos establecimientos para socorrer las diferentes necesidades del género humano. Al principio, se sostenían con las limosnas los ministros de la Iglesia. Las ofrendas de los fieles se dividían en tres partes: Para los pobres, para la conservación de las iglesias y culto divino y otra para el clero.

Clero/https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Francisco_de_Zurbar%C3%A1n_012.jpg

Clero

Pertenecientes a la Iglesia católica y a la Iglesia ortodoxa, el clero generalmente se dedica a los diversos aspectos del ritual religioso, o liturgia, la enseñanza o la predicación, y la administración de los sacramentos. A menudo se ocupan de los grandes acontecimientos de la vida mediante rituales con signos como los nacimientos, el bautismo, la confirmación, el matrimonio, o la muerte como paso hacia la vida eterna. El clero de la mayor parte de religiones actúa dentro y en ocasiones fuera de los lugares de culto, y se les puede encontrar realizando su labor en hospitales, escuelas, misiones, e incluso en el ejército.

San Crodegando, obispo de Metz, (Francia) en el siglo VIII , en la regla que prescribe a los canónigos regulares, estipula que el sacerdote a quien se diere alguna cosa por celebrar la misa, administrar los sacramentos o cantar los salmos o himnos, lo reciba a título de limosna.

Tal fue siempre el espíritu de la Iglesia: los regalos que se le hicieron, los bienes que recibió por donación y las fundaciones con que se ha enriquecido son miradas como limosnas, cuyos ecónomos, dispensadores y no propietarios, son sus ministros. Es preciso, sin embargo, distinguir entre un sueldo, una subsistencia concedida a título de servicio y una pura limosna.

SanAgustin/https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tiffany_Window_of_St_Augustine_-_Lightner_Museum.jpg
San Agustín

Dice San Agustín

Dar de comer, al que tiene hambre, de beber al que tiene sed, vestir al desnudo, dar posada al pasajero, refugiar a un fugitivo, visitar a un enfermo o un preso, rescatar un esclavo, sostener a un débil, guiar a un ciego, consolar a un afligido, curar a un herido, enseñar el camino al que se pierde, dar un consejo al que lo necesita y el alimento a un pobre no son las únicas especies de limosna, sino perdonar al que peca o corregir cuando hay autoridad para ello, olvidar la injuria que se recibió pidiendo a Dios que le dispense favores al que se la hizo; éstas son obras de misericordia que se pueden mirar como limosnas.

La limosna en el Islam

En la religión musulmana la limosna o sadaqa es voluntaria. También existe una limosna obligatoria denominada zakat que constituye el tercero de los Pilares del Islam. La parte proporcional de cada contribuyente se utiliza para repartir entre los más desfavorecidos y se paga a través del estado, como un impuesto más del ministerio de Asuntos Religiosos.

Corán (9284059430)
Está prescrito en el Corán que se debe tributar una parte de la riqueza personal para ayudar a los pobres y necesitados

Azaque

El azaque o zakat, "aquello que purifica", es el tercero de los cinco pilares del islam según la concepción suní y uno de los diez principios secundarios o aspectos prácticos de la religión según la chií Es una proporción fija de la riqueza personal que debe tributarse para ayudar a los pobres y necesitados, para remunerar a los recaudadores de este tributo, manumitir esclavos y diversos destinos benéficos. Su significado literal es "crecer en bondad", "incrementarse", "purificarse", "hacer lo puro". Está prescrito en el Corán. En ocasiones, dado que el arabismo "azaque" no es muy conocido, en castellano se llama al azaque "limosna", aun cuando el concepto no es exactamente el mismo.

Excusado eclesiástico

El excusado era un impuesto implantado por Felipe II de España en 1571, que gravaba a una casa dezmera elegida por la Casa Real entre las de una determinada parroquia normalmente, aquella que más tributaba a la Iglesia. La obligación consistía en que los diezmos que a dicha hacienda le correspondería ceder a la Iglesia eran pagados al Rey, con lo cual el hacendado quedaba excusado de hacerlo a la Iglesia. Por extensión, se daba también el nombre de excusado al parroquiano tributario de este impuesto.

El excusado era parte de las Tres Gracias que históricamente concedieron los papas de Roma al reino de España, junto a la bula de la Santa Cruzada y el subsidio o décima, cuyo objeto era subvencionar a los monarcas en su defensa de la fe y ayudar a sufragar los costes que suponían para la Corona las guerras contra los infieles.

Smart Hymn21 Generosity

Diezmo

El diezmo es un impuesto de 10% (la décima parte de los haberes usualmente referidos a la producción o al comercio) que se debía satisfacer a diferentes estamentos, tales como antiguas repúblicas, monarquías, señoríos, vinculado a estos, que se abonaba en razón de obtener alguna contraprestación o utilidad como "contribuyente", razón que fue diversificada durante las respectivas épocas.

Es un arquetipo, uno de los conceptos primigenios que dieran origen a la institución de la hacienda o tesoro público.

Roma, durante su existencia, hizo diversas aplicaciones del concepto matemático del diezmo. Sus juristas crearon variantes de "la décima parte" con carácter impositivo (indistintamente a productos o beneficios del comercio) y con nombres que aludían al concepto que se pretendía regular en cada razón u ocasión impositiva, particularmente en las mercaderías de los puertos romanos.

En un tiempo histórico determinado, presenta dos etiologías, una civil impositiva y otra religiosa voluntaria. Al declarar Roma el cristianismo como la religión oficial del Estado, ambas vertientes se reunieron, confundieron o imbricaron; pese a ello presentan dos praxis:

La que podríamos calificar como diezmo político o civil, estamentariamente se promulga y vehicula por el antiguo sistema fiscal romano, civilización que a la sazón compiló ciencias, artes, usos y costumbres de otras culturas más antiguas, tales como Egipto y Grecia. Desde Roma se extendió por vía formal y cultural a todo el ámbito del Imperio Romano con sus seguidas provincias y divisiones, como el Imperio romano de Occidente (los reinos visigodos transliteraron parte de la cultura romana incluyendo al cristianismo).

Y el frecuentemente historicista diezmo eclesiástico, que históricamente fue al principio una práctica cristiana privada y voluntaria entre los mismos, y que ulteriormente, en el siglo VI, mudó a un privilegio concesionario, otorgado a este estamento, para recaudarse oficialmente en los reinos cristianos.

Contexto histórico del diezmo en el Cristianismo

La palabra diezmo, en la etimología cristiana primitiva, se entendía por la décima parte de los frutos que provienen de los campos, prados, viñas, árboles y animales (productos, no dinero). Las primicias eran la primera parte de los frutos o ganados que ofrecían los judíos a Dios. (Los diez primeros o la décima parte de los productos para Dios, quizá evocando simbólicamente los Diez Mandamientos).

"En los primeros tiempos de la Iglesia, los Apóstoles y demás sacerdotes se mantenían con las ofrendas voluntarias de los fieles, las cuales eran numerosas y en algunas partes no solo sufragaban para el sustento de los ministros y gastos del culto, sino que excedían y sobraban para los pobres".
No está muy claro a partir de qué hito se haya impuesto al pueblo cristiano el precepto de pagar los diezmos. En los tres primeros siglos en que hubo persecuciones a la Iglesia, no consta que se haya introducido la costumbre de pagar décimas, ni estaban registradas entre las rentas eclesiásticas. Una vez cesada la persecución en los siglos IV y V, se encuentran algunas declamaciones de Papas exhortando a los pueblos cristianos a efectuar la regalía en moneda.

Empezó este, como un derecho, a principios del siglo VI y se reputaba por obligación rigurosa el diezmar. Según un sermón de San Cesareo, Obispo de Arlés, (Francia) se infiere que la costumbre se generalizó a finales del siglo VI. Sin embargo, en Borgoña, (uno de los estados más importantes de la Europa medioeval), el año 585 reinando Gontrano, se celebró el Concilio II Matiscolense, en el cual se mandó por el canon V se pagasen los diezmos como devengo de la Iglesia. A partir de aquí, se fue extendiendo la costumbre, que llegó a ser universal en todo occidente.

Pellegrinaio Santa Maria della Scala n2

Ascendentes prerromanos del diezmo eclesiástico según la Biblia

El diezmo era la manera de sustentar la tribu israelita de Leví, que no podía poseer herencias de tierras, sino que su herencia era 10% de lo que rindiera lo producido por los cultivos y los ganados de todas las otras tribus de Israel, es decir, sus ganancias eran 10%, pues su labor era dedicarse a administrar el tabernáculo de Yahveh. El diezmo no solo era una obligación para quien lo daba (el pueblo judío), sino también para quienes tenían el deber de recibirlos y administrarlos (los ministros); entre sus usos obligatorios estaba ayudar a las viudas, huérfanos y extranjeros (Deuteronomio 26:12-13).

Recibido el producto de cada año, se llevaría el diez por ciento al alfolí, y de allí comerían todos los sacerdotes y sus familias. El diezmo consistía solamente en alimentos o animales; la mención del alfolí no es casual; alfolí es un silo o granero, su fin era estrictamente social y alimenticio; este precepto antiguo ha causado distintas interpretaciones dentro del mundo cristiano. Algunos creen que se vive por la gracia y no por la ley, lo que hace que el viejo precepto quede caduco; otros creen que se debe continuar con esta observancia; varias ramas de las iglesias protestantes siguen con esta tradición. La congregación judía no diezma en la actualidad.

Limosna/https://www.youtube.com/watch?v=sSs5Ugq9fuc

Primer diezmo

El primer diezmo registrado en la Biblia fue el dado por el patriarca Abram (después llamado Abraham) al sacerdote Melquisedec en acción de gratitud, tiempo antes de que se instituyera el diezmo para los sacerdotes levitas.

Temporalidad

Cada año, aparte del diezmo regular, era asignado otro tanto en su totalidad al extranjero, el huérfano y para las viudas. Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán. Y dirás delante de Yahveh tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me he olvidado de ellos. Deuteronomio 26.12,13.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta, el eneldo y el comino, pero dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
Evangelio según san Mateo 23.23.

Se estaba refiriendo en ese momento a un grupo de gente judía que estaba dando el diezmo hasta de lo más mínimo, olvidando actuar correctamente. No obstante, señala que no debía abandonarse la práctica del diezmo. Hay que destacar que esta única mención de Jesús en lo referente a la ley del diezmo significa implícitamente la desatención del aspecto espiritual de la ley.

El nuevo sacerdocio tuvo representantes, como el apóstol Pablo, quien en su primera epístola a los corintios, en el capítulo 9, menciona, entre los derechos de un apóstol, el ser sostenido económicamente por la Iglesia, con la mención de "que los que trabajan en el santuario, comen del santuario". Sin embargo, Pablo no hacía uso de este derecho y además recalca que el cristiano debe dar lo que ha decidido en su corazón, no de mala gana ni a la fuerza.

Jesús no vino a eliminar el principio del dar y recibir que se enseña en el Antiguo Testamento, sino a darle un nuevo enfoque. El dar y recibir está presente en el Antiguo Testamento en la exigencia del diezmo; el otro y nuevo enfoque del dar y recibir está en el Nuevo Testamento en la ofrenda voluntaria y generosa. Pablo lo declara con un término nuevo y más amplio: "Sembrar", dejando en claro que no hay contradicción alguna entre ambas interpretaciones en dar y recibir. Cabe señalar que Jesús no cobraba diezmo, tampoco Pedro, Pablo, Santiago ni Juan, pues sus oficios no estaban sujetos a este precepto de la ley mosaica.

Francisco de Zurbarán 044

El diezmo franco

En Francia, durante el Antiguo Régimen, fue un impuesto para recaudar fondos con los que mantenían a la Iglesia y a sus ministros. Correspondía a una determinada parte de la recaudación (la parte variaba de un obispo a otro y de una parroquia a otra, dependiendo del número de personas de las mismas).

A fin de proceder a la recaudación de este impuesto, el cura primitivo (de la parroquia) era el diezmero, firmaba una especie de contrato bien por la totalidad del diezmo, bien por una parte del mismo (mitad, tercio, cuarto, entre otros) y, en general, mantenía el cargo con una duración de seis o siete años según las regiones.

El diezmo era, pues, una recolecta que se hacía anualmente mediante un canon establecido, ya fuera en especie, ya en moneda, que se entregaba al diezmero, o sea al cura primitivo, autoridad de la que dependía directamente la parroquia. Según las regiones y los periodos, se establecían diferentes tipos de diezmos:

Diezmo grueso (o gordo): canon sobre los cereales: trigo, cebada.
Diezmo enfeudado: diezmo secularizado percibido por un laico.
Diezmo menudo: sobre las bestias y la lana.
Diezmo mixto: sobre los animales.
Diezmo noval: sobre las tierras roturadas con menos de 40 años.
Diezmo personal: sobre los frutos del trabajo.
Diezmo sólito: percibido desde tiempos inmemoriales (los diezmos insólitos eran ocasionales).
Diezmo real: sobre los frutos de la tierra.
Diezmo verde: sobre el lino, cáñamo, frutas y legumbres.

San Juan Bautista, de Francisco de Zurbarán. (Catedral de Sevilla)

España

Por lo que se refiere a España, la obligatoriedad del diezmo se introdujo a través de Aragón y Cataluña, regiones fronterizas con el Imperio carolingio. El pago del tributo se realizaba en especie y representaba un décimo de los frutos de la agricultura o ganadería obtenidos por el creyente. Existían dos categorías de diezmos: el mayor, que se aplicaba sobre los productos generales, como los cereales, vinos, aceites, vacas, ovejas, entre otros, y el menor, que comprendía los bienes más específicos: aves de corral, legumbres, hortalizas, miel, entre otros.

Los ingresos obtenidos eran recogidos por el “colector” y entregados a los párrocos, abades y obispos. Para facilitar este proceso los vecinos podían nombrar a un “dezmero”, que iba retirando los productos de las casas de los contribuyentes.

En ocasiones, la recaudación perdía su sentido originario al ser percibida por los señores feudales, como consecuencia de ser patronos de un monasterio o iglesia o de haber comprado los derechos recaudatorios a la Iglesia. Los diezmos se distribuían por tercios en función de su destino: un tercio se dedicaba a la construcción de iglesias, otro a sufragar los gastos del personal eclesiástico y, el último, a cubrir las necesidades capitulares. A pesar del nombre, el tipo aplicado variaba según los objetos gravados y las regiones, por lo que no siempre alcanzaba el diez por ciento. Tampoco se extendía a la totalidad de los productos agrícolas y ganaderos, lo que originó distorsiones del mercado al ampliarse de manera desmesurada los cultivos o la crianza de animales exentos de gravamen. El castigo más eficaz para evitar el fraude fue la excomunión, que no se levantaba hasta que el contribuyente pagaba la totalidad de las cantidades debidas.

En la Edad Media, los reyes consiguieron una participación en la recaudación de los diezmos de la Iglesia. El rey Fernando III propuso al papa Inocencio IV la posibilidad de que la Hacienda Real obtuviese el tercio del diezmo que se destinaba a la construcción de las iglesias, con la finalidad de atender los gastos militares del asedio de Sevilla. Conseguida esta primera participación, que alcanzó las dos novenas partes del diezmo, la autorización pontificia fue renovándose, hasta convertirse en 1494 en un recurso permanente del Estado, conocido con el nombre de “tercias reales”.

Felipe II de España logró otra nueva concesión, el "excusado", que consistía en reservar al monarca los rendimientos del diezmo obtenido por el mayor "dezmero" de cada parroquia. En este caso, los motivos de la participación eran los costes que suponían para la corona las guerras contra los infieles y los herejes.

En 1837 se acordó la supresión de los diezmos en España, pero las necesidades de recursos para la Primera Guerra Carlista obligaron a diferir la efectividad de la medida hasta la conclusión del conflicto. En 1841 nació la contribución de culto y clero, que supuso que el impuesto siguiese incidiendo aunque fuese con otro nombre.

Julius Schnorr von Carolsfeld - Hl. Rochus

Reinos hispanos de América

En la parte de la América constituida como Imperio Español, debido a los acuerdos del Patronato Regio, el diezmo era cobrado directamente por los funcionarios civiles de la Corona, a condición de que ésta se encargara de erigir, dotar y mantener las iglesias y parroquias y otras obras de la Iglesia Católica. Este impuesto, correspondiente al 10 por ciento aproximado de los ingresos anuales, era cobrado a hacendados y propietarios de inmuebles rurales. Al advenir la época de la Independencia, en el siglo XIX, los gobiernos de las nuevas repúblicas constitucionales suprimieron paulatinamente este impuesto.

El diezmo en las Iglesias Protestantes

En las Iglesias cristianas protestantes, el diezmo logró una aceptación importante. Doctrinalmente ciertas ramas la respaldan al sugerir la existencia de mandamientos fuera de la ley mosaica que se consideran universales.

La rama pentecostal, y evangélica en general, no oculta el uso que hace de los diezmos a sus seguidores, esto es, tal como en el Antiguo Testamento en relación a la tribu de los levitas, mantener y suplir los costos materiales de sus líderes y gente que trabaja a tiempo completo en ellas. Esto basado en la ley del Antiguo Testamento, que se puede encontrar en Levítico 27:30, Números 18:26, Deuteronomio 14:23, 2 Crónicas 31:5; y a los consejos de Pablo en sus cartas a Corintios y Santiago, en el Nuevo Testamento, donde ya no se habla de un diezmo a modo de ley ni obligación, pero sí se insta a los cristianos a apartar una parte de sus ingresos para dar soporte a la iglesia (1 Corintios 16:1-2). Es decir, si bien para los miembros y seguidores el apoyar económicamente a sus iglesias es una responsabilidad ante Dios, no es desconocido que su uso sea para el mantenimiento material de la gente que trabaja en el evangelio. La misma Biblia así lo indica, por ejemplo, en la famosa cita de Malaquías 3:10, donde se indica explícitamente para qué se usa el diezmo, pero pese a ello Dios promete una bendición especial para quien lo haga:

"Traigan íntegro el diezmo al alfolí, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto dice el Señor Todopoderoso, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde".

En la antiguedad el diezmo solo se pagaba con el producto de tu trabajo ya fueran alimentos o animales.
Este permitía la sustentación de tribus así como las personas que se dedicaban a tiempo completo a los labores religiosos. Ya hemos dicho que Jesús no cobraba diezmo y el cristianismo recalca que el cristiano debe dar lo que ha decidido en su corazón, no de mala gana ni a la fuerza. Ayudar al que lo necesita es importante para construir una mejor sociedad. Recordando que todos formamos parte del universo y todo lo que le des, éste te lo recompensara el doble.


Le invitamos cordialmente a leer nuestro libro: ¿Quién es Dios?

¡Gracias! por visitarnos, Vladimir y María Mercedes Gessen @DivanGessen @UnDiosUniversal

Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Limosna
https://es.wikipedia.org/wiki/Clero
https://es.wikipedia.org/wiki/Azaque
https://es.wikipedia.org/wiki/Excusado_eclesi%C3%A1stico
https://es.wikipedia.org/wiki/Diezmo
https://www.youtube.com/?hl=ES

Fotos:
https://commons.wikimedia.org/wiki/Main_Page
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Jan_Steen_-_The_little_alms_coll...(Petit_Palais).jpg




https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Collecting_the_Offering_in_a_Sco...

Comentarios