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Virginidad, Castidad y Celibato

La virginidad, en términos generales, es el estado en el que un proceso u objeto cualquiera se mantiene sin haber sufrido alteración alguna desde su origen. En el ámbito sexual, es el término coloquial que se aplica a la persona que no ha tenido experiencias sexuales. Sin embargo, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la define como "cualidad de la persona que no ha tenido relaciones sexuales" o como persona que, conservando su castidad, la ha consagrado a una divinidad. El mayor ejemplo sería María, madre de Jesus de Nazaret.

La percepción del significado y la aplicación de la palabra varía, en función de la cultura, la religión o el sistema de creencias. De forma errónea se usa como sinónimo del término castidad, la cual es la conducta deliberada a la moderación y pertinente regulación de goces o actos sexuales.

La Iglesia católica aclara que "la virginidad es un consejo evangélico, no un precepto obligatorio" y que el matrimonio es un bien aunque la virginidad sea un bien mayor.

Por otra parte el Celibato se refiere al estado de quienes no contraen matrimonio o que no tienen una pareja sexual. La opción por el celibato puede ser religiosa, como se presenta entre los sacerdotes y monjas católicos, los monjes budistas y otras religiones.

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El Sacrificio de Vestal

La virginidad en las religiones

En la antigua religión de Roma, el símbolo de pureza y consagración a la ciudad romana estaba puesto en cabeza de las vírgenes vestales. Una Vestal era una sacerdotisa que estaba consagrada a la diosa del hogar Vesta y su misión fundamental era mantener el fuego sagrado.

Las Vestales era una excepción en el mundo sacerdotal romano, que estaba casi por entero compuesto de hombres. Eran seleccionadas siendo niñas y debían permanecer vírgenes durante los 30 años obligatorios de permanencia al servicio de Vesta. Las Vestales era el único cuerpo femenino de la religión romana, pues todos los demás sacerdotes eran hombres. La exigencia de la virginidad en las vestales, proviene de los tiempos de los antiguos pobladores, cuando a las muchachas jóvenes y solteras se les encargaba la tarea de vigilar el fuego sagrado, ya que no tenían familia ni tareas hogareñas que atender.

La importancia de las Vestales era enorme, su importancia y bienestar eran considerados fundamentales para la continuidad y seguridad de Roma, por ello se les creó una Casa de las Vestales en el foro, para que pudieran disfrutar de todas las comodidades. Inicialmente podían ser dos, después en tiempos de Plutarco sabemos que eran cuatro y posteriormente, al ofrecer su participación en la vida pública, su numero ascendió a seis.

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María, la madre de Jesús de Nazaret, es considerada ejemplo de Virginidad perpetua para la Iglesia Católica

En el catolicismo

Desde el principio de la Iglesia católica ha habido mujeres y hombres que han renunciado al matrimonio por seguir, de una forma total, a Jesucristo. Para estos hombres y mujeres, la unión con Él debería ocupar el primer lugar frente a los vínculos humanos, familiares o sociales. Para los católicos, la virginidad por el Reino de los Cielos es un fuerte signo de la preferencia del vínculo con Cristo, es el desarrollo de las gracias recibidas en el bautismo, de la espera deseada de su segunda y definitiva venida y recuerda que, en este mundo, el matrimonio tiene carácter pasajero.

Indica la doctrina católica que, tanto el sacramento del matrimonio como la virginidad por el Reino de Dios vienen del mismo Jesucristo que es quien les da sentido a ambos, así como las gracias para vivirlos de acuerdo con su doctrina. Ambos, virginidad y matrimonio, se consideran inseparables y se apoyan mutuamente.

Denigrar el matrimonio es reducir a la vez la gloria de la virginidad; elogiarlo, es realzar a la vez la admiración que corresponde a la virginidad. (San Juan Crisóstomo).

Sin embargo la Iglesia católica aclara que "la virginidad es un consejo evangélico, no un precepto obligatorio" y que el matrimonio es un bien aunque la virginidad sea un bien mayor. La virginidad debe ser siempre fruto de una total y libre elección, no es para la mayoría sino que tiene un carácter excepcional. También indica que la virginidad no es el único camino de salvación; también lo es el matrimonio. En la Iglesia hay diferentes miembros y grados de virtud, pero todos en conjunto, casados, viudos y vírgenes constituyen la belleza del cuerpo entero de la Iglesia que es Jesucristo.

María madre de Jesús

María, madre de Jesús de Nazaret, fue una mujer judía de Nazaret de Galilea que, según diversos pasajes neotestamentarios pertenecientes al Evangelio de Mateo, al Evangelio de Lucas y a los Hechos de los Apóstoles, como también distintos textos apócrifos tales como el Protoevangelio de Santiago, vivió entre fines del siglo I a.C. y mediados del siglo. También el Corán (siglo VII), libro sagrado del islam, la presenta como madre de Jesús, bajo su nombre árabe, Maryam o Miriam.

El Evangelio de Mateo (Mateo 1:18) y el Evangelio de Lucas (Lucas 1:27) presentan a María como una joven virgen cuando, en la Anunciación, supo que estaba encinta por obra del Espíritu Santo, sin concurso de varón. Por esto, a menudo se la llama la "Virgen María", o simplemente "la Virgen", en las Iglesias católica, ortodoxa, copta, en la Comunión anglicana y en otras denominaciones cristianas.

Virgen María en la Iglesia católica

Virgen María en la Iglesia católica se refiere al concepto que tiene la Iglesia católica sobre María, la madre de Jesús, así como su veneración. La Iglesia propone a María como modelo de obediencia (Lucas 1,38) en contraste con la desobediencia de Eva (Gn 3,6) idea que se encuentra desde los Padres de la Iglesia. En la teología católica, la mediación de María nace de la mediación única y principal de Jesucristo (1 Tim 2,5-6) de la cual depende. En ese sentido es una mediación secundaria pero especial por su singular papel en el plan de la salvación. El capítulo VIII de la Constitución Dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II explica la figura de María dentro de la Iglesia católica.

La veneración de la Virgen María en la Iglesia católica se manifiesta a través de la oración, las artes visuales, la poesía y la música, entre otras.

Perpetua virginidad

El dogma católico de la Perpetua Virginidad de María señala que María fue virgen antes, durante y después del parto. El mismo, además de las citas del Segundo Concilio de Constantinopla, en las cuales se llama a María "siempre virgen", fue declarado con las siguientes palabras:

Si alguno no confiesa, de acuerdo con los Santos Padres, propiamente y según verdad por madre de Dios a la santa y siempre Virgen María, como quiera que concibió en los últimos tiempos sin semen por obra del Espíritu Santo al mismo Dios Verbo propia y verdaderamente, que antes de todos los siglos nació de Dios Padre, e incorruptiblemente le engendró, permaneciendo ella, aun después del parto, en su virginidad indisoluble, sea condenado.
Concilio de Letrán, convocado por el papa san Martín I.

La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre. En efecto, el nacimiento de Cristo "lejos de disminuir consagró la integridad virginal" de su madre. La liturgia de la Iglesia celebra a María como la Aeiparthenos, la “siempre virgen”.
Catecismo de la Iglesia Católica.

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Santa Maria del Popolo

La palabra Aeiparthenos señala tanto el aspecto físico de la virginidad como lo moral al no pecar nunca contra la castidad o la pureza. Los padres de la Iglesia como San Ignacio de Antioquía y San Justino resaltan tanto la concepción maravillosa de Jesucristo como la virginidad de su madre. La virginidad en la concepción de Jesús nunca fue negada entre la comunidad cristiana, mientras que la virginidad durante el parto fue negada por Tertuliano y muchos años después por Joviniano quien, junto a otros seguidores, fue condenado por el papa Siricio.

La sagrada virginidad y la perfecta castidad, considera la Iglesia Católica, cuando consagrada al servicio de Dios, uno de los más "preciosos tesoros" dejados por Cristo a su Iglesia. Afirma también la Doctrina de la Iglesia Católica que la santa virginidad es más excelente que el matrimonio, esto en el Concilio de Trento. Sobre el tema afirma Juan Pablo II en la Exhortación Apostólica:

Permaneciendo en el celibato, el hombre puede entregar a Dios un corazón indivisible, según el modelo de su Hijo, Jesucristo, que al Padre entregó el amor exclusivo y total de su corazón. Y entonces el hombre conquista el pico más alto, el vértice del testimonio cristiano: "Tornando libre de un modo singular el corazón humano la virginidad testifica que el Reino de Dios y su justicia son aquella perla que debemos preferir a cualquier otro valor”.

Muchos son los documentos de la Iglesia que alaban la sagrada virginidad y la castidad perfecta del "Reino de los Cielos". Pío XII, en la Encíclica Sacra virginitas sobre la sagrada virginidad afirma ser esta "La joya más hermosa de la Iglesia", y que la virginidad bien merece el nombre de virtud angélica.

Escribieron, entre otros muchos autores cristianos, acerca de la alabanza de la virginidad consagrada: San Ambrosio, De Virginibus, De Virginitate De Institutione Virginis y de Exhortatio Virginitatis.

•San Agustín, De Sancta Virginitate;
•San Cipriano, De Habitu Virginum;
•Metodio, obispo de Olimpo, Convivium decem virginum.
•Buenaventura de Fidanza, De Perfectione Evangelica.
•Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica.
•San Pedro Damián, De Caelibatu Sacerdotum.
•San Juan Crisóstomo, De Virginitate.

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Monjes benedictinos

Celibato

Celibato se refiere al estado de aquellos que no se casan o que no tienen una pareja sexual. Un soltero puede ser llamado célibe, sin embargo, el concepto adquirió un sentido de opción de vida. Por lo general se entiende como célibe a aquel que no quiere casarse y prefiere la soltería de manera permanente.

La opción por el celibato puede ser religiosa, como se presenta entre los sacerdotes y monjas católicos, los monjes budistas y otras religiones; filosófica, como la opción de Platón por el estado celibatal; social, como se presenta en quienes optan por dicho estado como opción personal. Lo común es que el estado celibatal sea voluntario, pero también puede ser inducido o forzado, como en el caso de los esclavos.

En el mundo occidental contemporáneo el concepto de celibato ha sido frecuentemente asociado a la Iglesia católica. Por su parte, Oriente conoce este estado por la Iglesia ortodoxa, el budismo y el hinduismo. Las opciones célibes de pensadores, escritores, artistas o líderes son menos conocidas que la de los religiosos, pero no por ello menos significativas.

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Novicios budistas, entre sus prácticas de vida religiosa se encuentra el celibato, mucho más antiguo que en Occidente con el cristianismo

Del hinduismo al budismo

Las opciones célibes eran ya conocidas en India a través del hinduismo con el surgimiento de los ascetas y anacoretas y aquellos que dejaban el mundo material para buscar la explicación trascendental de la existencia a través de la contemplación. Este esquema puede ser probado en los testimonios de Siddharta Gautama (560 y 480 a. C.) quien en búsqueda de la verdad se une a estos. Si bien el joven bráhmana no continuó el camino de los anacoretas hinduistas, indudablemente estos influenciarían mucho en la espiritualidad que de él se seguiría.

El monje budista es el que sigue el camino del Buda y por lo tanto busca el desapego como método de la realización plena. Según el budismo, el sufrimiento del mundo es producto del apego y en dicho sentido el casarse no está contemplado dentro de ese camino de desprendimiento. El mismo Siddharta abandonó a la princesa Yasodharā, con la cual se había casado a la edad de 16 años y con quien había tenido un hijo, Rahula, quien después se uniría a sus enseñanzas como bonzi.

El celibato budista ha tenido sus réplicas contemporáneas por parte de movimientos seculares en países de mayoría budista. Uno de los ejemplos es la película de Pan Nalin, Samsara (2001), en la cual se cuestiona el abandono de Yasodharā y su hijo por parte de Siddharta a través de la historia de amor de un joven bonzi que se enamora de una muchacha de la aldea cercana. El joven abandona el monasterio y se casa con ella, pero después de varios años siente la nostalgia de la comunidad religiosa y tal como Siddharta con Yasodharā la abandona tras la imprecación de su esposa, quien le dice ¿Qué es más importante: satisfacer mil deseos o conquistar tan sólo uno?.

St Pons de Thomières miséricorde

En el judaísmo y el islam

Aparte de hinduistas y griegos, son escasos los pueblos que le dieron valor al celibato y, como sucedió con el judaísmo bíblico donde este era visto más como una maldición divina. Por ejemplo, en el voto de Jefté, su hija, la cual debía ser sacrificada según la promesa de su padre, no llora por su muerte, sino porque morirá virgen. Poblar la tierra se establece como un mandato divino tal como está expresado en el Génesis e incluso antes del pecado del hombre, Dios los bendice y les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra”. Dicho mandamiento es reiterado después del relato del Diluvio universal. El deber bíblico de procrearse se expresa en Sara, la cual dice de sí misma que "Dios me ha impedido tener hijos" y para cumplir con el mandamiento ésta da a su marido a su esclava Agar: "Únete a mi esclava, de pronto de ella tendrás hijos". Después las dos esposas de Jacob, con sus respectivas esclavas, comienzan una auténtica competencia de procreación para dar descendientes a su marido de lo cual nacerían las doce tribus de Israel.

Es significativo el diálogo entre Raquel y su marido quien le reclama "dadme hijos o si no me muero". Otros personajes bíblicos tendrían carácter similar: ya en los albores del cristianismo, una de las figuras más significativas es Isabel, esposa del sacerdote Zacarías, a quien se le concede un hijo en su vejez, lo que Lucas el Evangelista presenta como que "el Señor le había hecho misericordia".

Esta idea judaica pasaría igual al islam que es fiel a la reproducción de la vida como una ley divina según los mandamientos antiguos, incluso a través de la poligamia, practicada en la actualidad en muchos países.

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San Justino testimonia que numerosos cristianos elegían por motivo religiosos la vida célibe.

Cristianismo

Por celibato cristiano se entiende no el mero hecho de la soltería, con o sin intención de casarse más tarde, sino la elección por motivos religiosos de ese estado, en combinación con la castidad, como manera permanente de vida. El celibato cristiano tiene varias dimensiones, entre ellas el celibato eclesiástico y el celibato monacal.

En las comunidades cristianas de los primeros siglos de nuestra era no se contempla ni bíblica ni tradicionalmente la soltería como estado obligatorio para la condición del sacerdote. Por falta de conocimiento adecuado de los hechos históricos, existen opiniones contradictorias respecto al comienzo del celibato clerical en la Iglesia y de su origen: algunos afirman que tomó el carácter de obligatorio en el siglo IV, mientras que otros interpretan que tuvo sus inicios en el II Concilio de Letrán (1139); algunos le adjudican origen apostólico, mientras que otros consideran que se trata de una expresión disciplinar tardía.

Como un movimiento nacido en el seno del judaísmo, el cristianismo ve la reproducción humana como precepto divino para el género humano, pero no para cada individuo. Si para el judaísmo bíblico la no procreación era signo de maldición o castigo, para el cristianismo dicha perspectiva puede ser asumida desde otra posición, cuando la no procreación es por opción religiosa. El cristianismo primitivo crea una cierta dicotomía entre la dimensión espiritual y los que "viven según la carne". A diferencia del Buda, Cristo no plantea el celibato como medio obligado para alcanzar la meta divina. Por ejemplo, cuando se refiere a la indisolubilidad del matrimonio recuerda la tradición:

En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer. No obstante, por razón de la impureza, tenga cada hombre su mujer y cada mujer su marido

Así mismo, afirma sobre los diáconos:

Los diáconos deberán ser casados una sola vez y que gobiernen bien a sus hijos y su casa. Timoteo (3,12).

De esta manera, los que ejercían un ministerio dentro de la Iglesia primitiva tenían la opción del celibato según las recomendaciones expuestas o podían ser hombres casados; pero muy temprano se impuso a los clérigos casados la obligación de la castidad total, con abstención de relaciones sexuales con sus esposas.

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Obispos de la Iglesia ortodoxa rusa al funeral de Borís Yeltsin. No está permitido a los obispos de las iglesias ortodoxas bizantinas estar con esposas

Celibato eclesiástico en las Iglesias ortodoxas bizantinas

Las iglesias ortodoxas bizantinas exigen la abstención completa de relaciones sexuales a todos los obispos, a los presbíteros y diáconos solteros o viudos, a los cuales no permite ni casarse ni volver a casarse. Sin embargo no conserva para presbíteros y diáconos casados la obligación de la continencia total, que según lo que testimonian los concilios de Elvira, y Cartago, Epifanio de Salamina y Papa Siricio, correspondía en el siglo IV tanto a estos cuanto a los obispos.

A obispos, presbíteros y diáconos y también a subdiáconos estas iglesias excluyen el matrimonio después de la ordenación, incluso en los casos de fallecimiento de la esposa de un clérigo casado.

Las actuales normas fueron establecidas por el Concilio Quinisexto del 692. De acuerdo con estas normas, no puede llegar a ser obispo ni presbítero ni diácono ni ser incluido en ninguna lista sacerdotal aquel que después del bautismo haya contraído un segundo matrimonio o haya vivido en concubinato o se haya casado con una viuda, una divorciada, una prostituta, una esclava o una actriz. Si un presbítero por ignorancia contraía un matrimonio ilícito (por ejemplo no sabiendo que la esposa era viuda o divorciada), el matrimonio sería disuelto y el sacerdote no debía tener relación con la esposa; podía tomar asiento entre los presbíteros, pero debía abstenerse de todo ministerio sacerdotal.

Era ilícito para subdiáconos, diáconos y presbíteros contraer matrimonio después de la ordenación: si quieren casarse, que lo hagan antes de la ordenación, mas quien se haya atrevido a casarse después de la ordenación debe ser depuesto. Se prohíbe a los obispos convivir con sus esposas. La mujer de quien es promovido al episcopado debe ser separada de él de consentimiento mutuo y después de la ordenación de él debe entrar en un monasterio lejos de donde él vive. Su mantenimiento será a costa de él y puede ser promovida a diaconisa, si es digna.

Celibato eclesiástico en la Iglesia católica

En la Iglesia católica existe una disciplina sobre el celibato eclesiástico que respeta la pluralidad de tradiciones. Aquí se consideran la de la Iglesia latina y las de las Iglesias católicas orientales.

Celibato eclesiástico en la Iglesia latina

El Concilio Quinisexto de Constantinopla ofrece una visión general de la disciplina de la Iglesia latina en esta materia en el siglo VII. Se pedía a los hombres casados que recibían la ordenación, una continencia total. Esta norma fue considerada de origen apostólico y había sido confirmada por los concilios de Elvira, y de Cártago, y por los papa Siricio y León Magno. La promesa recordaba la norma sin garantizar su cumplimiento, porque las repetidas advertencias de concilios y papas son ya en sí mismas una indicación de faltas de fidelidad.

La soltería no era todavía condición para ser ordenado, incluso si existía ya la tendencia a preferir a los solteros, como también en el este aconteció en la ordenación de obispos.

La observancia de las normas canónicas sufrió una disminución en los siglos posteriores, sobre todo en el llamado saeculum obscurum de la iglesia romana y latina, en el que se acusó también al papa Juan XII de comportamiento sexual escandaloso. Y el historiador anglicano Henry Charles Lea comenta que si no hubiera la prohibición canónica, todos los oficios eclesiásticos se habrían convertido en herencia de padre clérigo a hijo clérigo a nieto clérigo. Las normas que emanaban de los concilios locales se mostraban ineficaces.

En el siglo XI se produjo en Europa occidental un cambio de opinión sobre la tradición feudal. De acuerdo a esa tradición, los obispos y los curas párrocos recibían de los reyes u otros señores feudales los bienes de sus cargos y, como los otros feudatarios, debían prestar ciertos servicios, en algunos casos hasta militares que podían ser sustituidos por pagamento de dinero. Pero lo que hasta entonces pocos consideraban reprobable comenzó a ser visto como grave injusticia. Así se empezó a condenar como simonía el pagar dinero al rey para ser nombrado obispo y como nicolaísmo el concubinato del clero. La reforma gregoriana del siglo XI se propuso poner remedio a estas dos enfermedades de la Iglesia.

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Presbítero de la Iglesia greco-católica rumana con su familia. En algunas Iglesias católicas orientales hombres casados pueden llegar a ser diáconos y presbíteros y seguir viviendo con sus esposas

Celibato eclesiástico en las Iglesias católicas orientales

No hay que considerar las disciplinas de las Iglesias católicas orientales como excepciones a una norma universal o como una "dispensa papal", cada una de estas Iglesias tiene sus propias tradiciones practicadas desde siglos, y la plena comunión con la Sede Apostólica no requiere abandonarlas reemplazándolas con tradiciones latinas.

De hecho, el Código de los cánones de las Iglesias orientales afirma: El celibato del clero, elegido por el reino de Dios y tan congruente con el sacerdocio, debe ser considerado en todas partes de altísimo valor, de acuerdo con la tradición de la Iglesia entera; y el estado de los clérigos casados, que la práctica de la Iglesia primitiva y de las Iglesias orientales desde siglos sanciona, debe también ser honrado.

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Alegoria a la castidad

Castidad

Es la conducta deliberada a la moderación y pertinente regulación de goces o actos sexuales. En el punto de vista de las religiones.

Religiones de la antigüedad

En las religiones de la antigüedad, principalmente en la religón telúrica, las motivaciones de la fecundidad no eran la atracción sexual o el placer erótico de tal manera que para esa religiosidad, la fecundidad era expresión de algo sagrado, una expresión de la transmisión de vida, todo ello en relación con la Madre Tierra y la fertilidad agraria. Desde ese punto de vista se prestaba poca atención a la castidad. Romper con la maldición de la esterilidad o sacrificar la virginidad son dos modos, para este tipo de religión, de comunión y de salvación. Sin embargo, aunque no fuese universal, era tenida en cuenta a veces, por ejemplo por el hierofante de Eleusis o diferentes tipos de sacerdotisas, debían guardar la castidad según escribió el geógrafo Pausanias o el filósofo Epicteto. La costumbre más frecuente era practicar la castidad durante el tiempo en que ejercían sus funciones sacerdotales.

La castidad vista desde el cristianismo

La castidad es la integración de la sexualidad en la persona y, por tanto, la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. El Cristianismo considera la castidad como virtud que ayuda a cumplir con las funciones sexuales con las que los humanos nacen. Sostiene que ayuda a la procreación junto a la razón. Considera que por la castidad la persona adquiere dominio de su sexualidad, todo ello para ser feliz. Para el cristianismo no es una negación de la sexualidad sino un fruto del Espíritu Santo y consiste en el dominio de sí mismo, en la capacidad de orientar el instinto sexual hacia causas que han definido como morales ligadas al crecimiento espiritual y corporal de las personas según sus enseñanzas.

Castidad católica y homosexualidad

Un importante número de personas no elige sus condiciones homosexuales; esta constituye una auténtica prueba para la mayoría de ellos. La postura de la Iglesia Católica respecto a los homosexuales es que deben vivir en castidad, exactamente igual que otra persona soltera, apoyándose para ello en la oración, la comunidad y los sacramentos. También indica la Iglesia católica que deben ser acogidos con respeto y delicadeza por lo que deberá evitarse cualquier tipo de discriminación contra ellos. Como cualquier otra persona, están llamados a realizar la voluntad de Dios en su vida; y si son cristianos, a unir las dificultades que puedan encontrar a causa de su condición al sacrificio de la cruz de Cristo.

Las personas homosexuales también están llamadas a la castidad mediante virtudes de dominio de si mismos, al igual que las que tienen la condición de heterosexualidad. La Iglesia Católica propone, que, a veces, para hacer más fácil la consecución de estas virtudes, el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental puedan y deban acercarse gradualmente a la perfección cristiana.

Islamismo

Los valores del Islam son semejantes al cristianismo en muchos puntos, pero también existen diferencias. Para los musulmanes la virginidad masculina y femenina antes del matrimonio es importante. Una mujer u hombre que no es casto (ya sea por prostitución, sexo prematrimonial o infidelidad) degrada generalmente su estatus social. La homosexualidad para el Islam es un acto contra natura. Por ello en muchos países aún existe la pena capital para quienes no lleven a cabo las reglas propias de la castidad musulmana.

Integridad de la persona

La persona que es casta conserva la integridad de las fuerzas de amor y de vida que se han depositado en ella y es precisamente esta integridad la que asegura la unidad de la persona, la que no tolera la doble vida ni el doble lenguaje.(Mt 5,37) La castidad es una pedagogía de la libertad humana, es un aprendizaje del dominio de sí mismo por lo que la conclusión es clara: o la persona controla sus pasiones y se convierte en dueño de sí, o se deja dominar por ellas y es desgraciado. La virtud de la castidad forma parte de la virtud cardinal de la templanza, que tiende a poner racionalidad ante los apetitos y las pasiones de la sensibilidad humana. Este dominio de sí es obra de toda la vida, es un esfuerzo reiterado en todas las edades, la castidad tiene unas leyes de crecimiento, es una tarea personal pero también es un esfuerzo cultural ya que ambos crecimientos, el de la sociedad y de la persona están mutuamente condicionados.

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Ofensas contra la castidad

Los principales ofensas contra la castidad son:

La lujuria, que para la iglesia es vista como un deseo o un goce "desordenado" del placer venéreo. Ante la moral cristiana, el placer sexual es moralmente desordenado cuando es buscado por sí mismo.

La masturbación, Se considera un acto antinatural y egoísta e intrínsecamente desordenado. Para dar un juicio justo sobre la responsabilidad de las personas y para orientarlas hay que tener en cuenta varios factores: la fuerza de los hábitos adquiridos, la inmadurez afectiva y humana, el estado de angustia, factores psíquicos y sociales que pueden reducir la culpa.

La fornicación, vista como relaciones sexuales fuera del matrimonio. Para el cristianismo las relaciones sexuales deben ser realizadas únicamente cuando los involucrados estén casados y entendiendo siempre estas relaciones sexuales como un acto de unión de los cónyuges, que no debe ser nunca separado de la finalidad reproductiva de las mismas, lo que justifica la oposición al uso de métodos anticonceptivos en los católicos. Cuando se produce escándalo y hay corrupción de menores en estos actos, se agrava de manera muy importante la culpa por estos actos.

La pornografía, es dar a conocer actos sexuales fuera de la intimidad de los protagonistas y exhibiéndolos ante personas ajenas, de forma deliberada. Según la iglesia y la moral cristiana "desnaturaliza la finalidad del acto sexual" por lo que ofende gravemente a la castidad. Es un grave atentado contra la dignidad de los que se dedican a ella, ya sean actores, productores, público pues unos son, para otros, objeto de placer rudimentario y de ganancia ilícita.

La violación, porque atenta contra la dignidad de quien se prostituye. El que paga por ello comete falta grave contra sí mismo ya que mancha su propio cuerpo al romper con la castidad a la que se comprometió en el bautismo y ratificó en la confirmación. La prostitución es siempre un pecado grave pero el chantaje, la miseria y la presión social podrían disminuir el grado del pecado de quien se prostituye.

Todavía más grave que la violación es el incesto por parte de los educadores o padres a quien se les confía la educación de los niños.

La castidad ofrece en el cristianismo una preparación espiritual para el sacerdocio, el matrimonio, la vida religiosa o el celibato. Los ministros consagrados (sacerdotes, obispos) se comprometen a vivir en celibato. El voto de castidad es obligatorio para los miembros de órdenes religiosas tanto masculinas como femeninas. Sin embargo este voto absoluto no es requerido en otras confesiones cristianas, tales como las protestantes.

Según la moral cristiana la castidad eleva el amor en la vida consagrada a Dios. Aunque en el matrimonio, se estima el amor corporal porque contribuye a fortalecerlo en los esposos.

Para la fe cristiana la castidad como virtud verdadera no es posible para el hombre con sus solas fuerzas o determinaciones. Es decir, el hombre y la mujer necesitan de la gracia de Dios para poder realizar esta virtud, obtenida por medio de los sacramentos y la oración. Es así como lo expresa San Agustín en sus confesiones.

Los diversos regímenes de la castidad

Todo cristiano es llamado a la castidad. El cristiano se ha "revestido de Cristo" (Ga 3, 27), modelo de toda castidad. Todos los fieles de Cristo son llamados a una vida casta según su estado de vida particular. En el momento de su Bautismo, el cristiano se compromete a dirigir su afectividad en la castidad. La castidad no se vive de la misma forma por todas las personas; la virtud de la castidad debe calificar a las personas según sus diferentes estados de vida: unas viven el celibato consagrado o la virginidad la cual es una manera evidente de dedicarse más fácilmente a Dios con un corazón indiviso; a otras, según la forma que, para ellas, determina la ley moral, ya sean casadas o celibatarias: las casadas están llamadas a vivir la "castidad conyugal", las otras practican la castidad de la continencia.


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Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Virginidad_religiosa
https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_(madre_de_Jes%C3%BAs)
https://es.wikipedia.org/wiki/Celibato
https://es.wikipedia.org/wiki/Castidad
https://es.wikipedia.org/wiki/Virginidad

https://www.youtube.com/?hl=ES

Fotos:
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Gargellen-kirche-glasfenster-mar...
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